José Batres Montufar
Se le puede considerar como el poeta más importante del siglo XIX. Nació el 18 de marzo de 1809, en la entonces provincia de San Salvador, perteneciente a Centro América, que era una nación cuyo gobierno radicaba en Guatemala.
Ingresó a la Escuela de Cadetes en 1825, obteniendo el grado de Subteniente de Artillería, y en 1938 fue ascendido a Capitán Comandante. Además, el 14 de diciembre de 1835 se graduó de Ingeniero Topógrafo.
Siendo militar participó en varias batallas, como La batalla de Milingo, en la localidad de Mejicanos, en donde fue hecho prisionero por los salvadoreños; y en 1840 peleó con la tropas conservadoras que se opusieron a Francisco Morazán. Desempeñó cargos importantes, entre ellos: Jefe Político del departamento de San Juan Amatitlán; y Diputado a la Asamblea Legislativa por el departamento de San Marcos.
Como poeta destacó enormemente, al punto de ser considerado el mejor representante del Romanticismo en la literatura guatemalteca. Entre su obra podemos mencionar: "Tradiciones de Guatemala", "Tres cuentos alegres y picantes escritos en verso"; y su excelente poesía "Yo Pienso en tí", "San Juan", "María", "Al Volcán de Agua", etc.
Su poema más conocido es, sin duda, el famoso "Yo Pienso en Ti", que debío haber sido escrito hacia el año 1938 o 1839, poco tiempo después de que Pepe Batres regresara del viaje que hizo a Nicargua, cuando trabajaba como ingeniero auxiliar en el proyecto del canal, que tiempo después se realizaría en Panamá. En este trágico viaje murió su hermano menor, que había insistido en acompañarlo y que era tan querido por el.
Regresó a Guatemala lleno de dolor, que terminó de acentuarse cuando se enteró de que su amada, Luisa Meany, por presión de su madre, se había casado con don Francisco Pineda.
En varias ocasiones lo persiguió el infortunio. Murió el 9 de julio de 1844 en la ciudad de Guatemala.
YO PIENSO EN TI
YO PIENSO EN TI. José Batres Montúfar 18/3/20
YO PIENSO EN TI
Yo pienso en tí, tú vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lóbrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría
al roto marmol de una sepultura.
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría
al roto marmol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se anajena,
y allá en su centro brilla moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
mi corazón se embarga y se anajena,
y allá en su centro brilla moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
Sin luchas, sin afán y sin lamento,
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un sólo, un leve acento
las largas horas de la noche cuento
¡y pienso en ti!
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un sólo, un leve acento
las largas horas de la noche cuento
¡y pienso en ti!
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