Político,
científico e inventor estadounidense. Estudioso de la electricidad y de
cuanto atrajo su interés, inventor del pararrayos y de otros útiles
artefactos, honesto y eficiente hombre público y destacado artífice de
la independencia de los Estados Unidos, Benjamin Franklin fue acaso el
personaje más querido de su tiempo en su país y el único americano de la
época colonial británica que alcanzó fama y notoriedad en Europa.
Sólo desde la admiración es posible aproximarse a su
figura, y al mismo tiempo es difícil pensar en Franklin sin experimentar
una sensación de calor humano. Su apariencia era tan sencilla, su
personalidad resultaba tan agradable y su sentido del humor brotaba tan
espontáneamente que para la gente resultaba fácil quererlo y respetarlo.
Unos grandes ojos grises y una boca propensa a la sonrisa adornaban el
rostro de este dechado de virtudes, que fue capaz de sobresalir en
cuantos campos se propuso.
13 Benjamin Franklin Canal Historia 17/1/21
"La voluntad, el talento, el genio y la gracia se
reunían en él, como si la naturaleza al formarle se hubiese sentido
derrochadora y feliz", afirmó uno de sus biógrafos. Más allá de esos
dones, Franklin siempre creyó firmemente que era posible modificar los
aspectos negativos del carácter mediante una disciplina a la vez suave y
constante. En su juventud llevaba siempre consigo una lista de
cualidades dignas de admiración, que más tarde se convirtió en un
pequeño libro donde cada página estaba consagrada a una virtud. Franklin
dedicaba una semana de atención a cada una de ellas, que releía en
cuanto tenía ocasión, y volvía a empezar cuando llegaba al final.
Benjamín Franklin Biografía 29/1/21
Biografía
Benjamin Franklin nacio en Boston el 17 de enero de 1706. Decimoquinto hermano de un total de diecisiete,
Benjamin Franklin cursó únicamente estudios elementales, que abandonó a
la edad de diez años; la vasta erudición enciclopédica que exhibiría en
su madurez fue el resultado de una curiosidad insaciable y de un
esfuerzo autodidacta que compaginaría siempre con sus actividades
profesionales. A los doce años comenzó a trabajar como impresor en una
empresa propiedad de John Franklin, uno de sus hermanos.
45 Frases de Benjamin Franklin sobre la VIDA, LIBERTAD, DINERO y FELICIDAD⚡ 1/9/21
En 1723, tras una disputa con su hermano, huyó a
Filadelfia, donde, sin un céntimo en el bolsillo, halló trabajo en una
tipografía. Tras haber desempeñado por espacio de dos años la misma
actividad en Inglaterra, adonde había sido enviado con recomendaciones
sin ningún valor, regresó a Filadelfia y trabajó por su cuenta como
tipógrafo y editor. En 1727 fue responsable de la emisión de papel
moneda en las colonias británicas de América. Más tarde fundó el
periódico La Gaceta de Pensilvania, que publicó entre los años 1728 y 1748, y en 1732 emprendió la edición del Almanaque del pobre Richard (1732-1757).
Benjamin Franklin |
Con la publicación del Almanaque, un tipo
de anuario misceláneo frecuente en la época que incluía el santoral,
horóscopos, consejos médicos y previsiones meteorológicas, se abrió en
su vida un período de prosperidad. El propio Franklin ejercía como
redactor, editor y director, aunque atribuía la autoría del mismo a un
personaje ficticio que acabaría siendo famosísimo: el extravagante
Richard Saunders, de donde procede el título de Almanaque del pobre Richard.
El tal Richard es un viejo "yanqui" provinciano
de variable humor, un filósofo rústico con sus puntas y ribetes de
misoginismo, que, con gran desesperación de su esposa Bridget, se pasa
el tiempo entre polvorientos libros y cálculos astrológicos, en lugar de
ganar dinero para sostener a su familia; decide editar el almanaque,
precisamente, para poder conciliar sus aficiones con esa necesidad.
Junto a las secciones habituales, Franklin tuvo
el acierto de incluir además toda clase de máximas, proverbios,
sentencias y frases célebres, extraídas de fuentes variadas; en
ocasiones, aplicando su genio y experiencia a la conducta humana, llegó a
inventarlas él mismo, con tanta fortuna que acabaron pasando al acervo
popular. Después de veinticinco años de publicación ininterrumpida, con
tiradas que alcanzaron los diez mil ejemplares (una cifra impresionante
para la época), Benjamin Franklin había conseguido un considerable
patrimonio que le permitió abandonar la impresión.
El estadista
La época de más intensa actividad política de
Benjamin Franklin se inició en 1757, una vez finalizada aquella larga
etapa como impresor. Lo más importante de la misma fue su tarea como
inspirador y activo factótum de la independencia. Puede atribuírsele la
idea primigenia de unos Estados Unidos como nación única y no como un
grupo de colonias separadas, ya que dos décadas antes de la guerra de
independencia americana concibió un sistema de gobiernos estatales
reunidos bajo una sola autoridad federal.
Previamente, convertido ya en uno de los más
importantes personajes públicos de Filadelfia, había sido elegido
miembro de la Asamblea legislativa; llevó a buen fin el tratado con los
indios rebeldes, encontró un sistema racional para la limpieza de las
calles y promovió numerosas iniciativas y mejoras. Su temperamento
activo y polifacético lo impulsaría a participar en las cuestiones de
ámbito local, por ejemplo, en la creación de instituciones como el
cuerpo de bomberos de Filadelfia, la biblioteca pública y la Universidad
de Pensilvania, así como la Sociedad Filosófica Americana. Como
director general de Correos en Filadelfia, primero de importancia de los
múltiples cargos públicos que desempeñaría con brillante eficiencia,
Franklin alcanzó una serie de éxitos fulgurantes en la mejora del
servicio, amplió considerablemente la frecuencia de los envíos y mejoró
los caminos postales.
Cuando en 1757 fue enviado a Londres para defender los intereses de las colonias americanas ante la metrópoli, Benjamin Franklin inició una intensa labor política que acabaría dando los frutos apetecidos. En una famosa ocasión estuvo durante todo el día en la Cámara de los Comunes, contestando con gran habilidad las preguntas que le dirigían los miembros de tan honorable institución en torno a la resistencia de las colonias ante la muy odiada ley tributaria inglesa, que resultaba nefasta para los intereses de los colonos americanos. El resultado fue que el Parlamento revocó la ley (1766) y la guerra se retrasó diez años, dando a los independentistas tiempo suficiente para prepararse.
Ante las nuevas presiones fiscales y políticas
ejercidas por la metrópoli, Benjamin Franklin dejó Londres; regresó a
Filadelfia en 1775 y se adhirió decididamente al movimiento
independentista. Ese mismo año fue nombrado diputado por Pensilvania
ante el II Congreso Continental, en el que los representantes de las
trece colonias norteamericanas decidieron formar un ejército para luchar
contra Inglaterra. Al año siguiente redactó, conjuntamente con Thomas Jefferson y John Adams, la histórica Declaración de Independencia (1776).
Debido a su prestigio, se le escogió en
diciembre de ese año para efectuar una gira por Europa (1776-1785) en
busca de apoyo para la causa independentista. Era fundamental conseguir
la ayuda de Francia, sin la cual la contienda podía prolongarse
indefinidamente e incluso perderse. George Washington
se había entregado a la organización de un ejército norteamericano,
pero la metrópoli contaba con todo el poder, las armas e importantes
aliados. Era preciso contrarrestar ese poderío consiguiendo el auxilio
de Francia. Franklin no sólo convenció al reacio monarca francés, Luis XVI,
de que enviara secretamente suministros al general Washington, sino que
un año después (1778) logró que entrara abiertamente en la guerra como
aliado después de firmar un tratado de amistad.
Benjamin Franklin (retrato de David Martin, 1767) |
Finalizada la guerra y lograda la independencia
efectiva, Benjamin Franklin fue partícipe en las conversaciones para
concluir el tratado de paz que pondría fin al conflicto (1783). Tras su
regreso a Filadelfia fue nombrado miembro de la convención encargada de
la redacción de la Constitución estadounidense (1787). Franklin
consiguió además resolver un problema que amenazaba con dificultar
seriamente la formación del nuevo país: los pequeños Estados querían
tener idéntica representación en el Congreso que los grandes y, a su
vez, éstos pretendían que el número de delegados se eligiera según la
población de cada Estado.
Franklin resolvió la dificultad aceptando la
primera propuesta como base para el Senado y la segunda para la Cámara
de Representantes; luego, cuando la Constitución estuvo lista, se
encargó personalmente de que fuera ratificada por los distintos Estados,
tarea para la que tuvo que poner en juego todas sus dotes de persuasión
y sus capacidades de magistral razonador: ninguno de sus interlocutores
se resistió a sus argumentos. Vuelto a Filadelfia, ya viejo y fatigado,
y con la esperanza de un descanso bien merecido, se vio inmediatamente
agobiado por nuevas responsabilidades públicas, llevando una vez más a
cabo con su perfecto y admirable estilo las misiones confiadas.
El científico
El interés de Benjamin Franklin por los temas
científicos comenzó a mediados del siglo y coincidió aproximadamente con
aquella etapa de intensa actividad política. Durante una estancia en
Francia, el 15 de junio de 1752, llevó a cabo el famoso experimento de la cometa, que
le permitió demostrar que las nubes están cargadas de electricidad y
que, por lo tanto, los rayos son esencialmente descargas de tipo
eléctrico.
Para la realización del experimento, no exento
de riesgo, utilizó una cometa dotada de un alambre metálico unido a un
hilo de seda que, de acuerdo con su suposición, debía cargarse con la
electricidad captada por el alambre. Durante la tormenta acercó la mano a
una llave que pendía del hilo de seda, y observó que, lo mismo que en
los experimentos con botellas de Leyden que había realizado con
anterioridad, saltaban chispas, lo cual demostraba la presencia de
electricidad.
El experimento de la cometa (óleo de B. West) |
Este descubrimiento le permitió inventar el
pararrayos, cuya eficacia dio lugar a que ya en 1782, en la ciudad de
Filadelfia, se hubiesen instalado 400 de estos ingenios. Sus trabajos
acerca de la electricidad le llevaron a formular conceptos tales como el
de la electricidad negativa y positiva (a partir de la observación del
comportamiento de las varillas de ámbar) o el de conductor eléctrico,
entre otros. Expuso además una teoría acerca de la electricidad en la
que consideraba que ésta era un fluido sutil que podía presentar un
exceso o un defecto, descubrió el poder de las puntas metálicas al
observar que un cuerpo con carga eléctrica se descarga mucho más deprisa
si termina en punta, y enunció el principio de conservación de la carga
eléctrica.
Benjamin Franklin el inventor del pararrayos 15/6/20
Benjamin Franklin inventó también la llamada
estufa Franklin (1742), una estufa de hierro de mayor eficiencia y menor
consumo, y las lentes bifocales. La gran curiosidad que sentía por los
fenómenos naturales le indujo a estudiar, entre otros, el curso de las
tormentas que se forman en el continente americano, y fue el primero en
analizar la corriente cálida que discurre por el Atlántico norte y que
en la actualidad se conoce con el nombre de corriente del Golfo.
Músico e instrumentista experto, escribió
también sobre los problemas de la composición musical, en particular
sobre los referentes a la adaptación de la música a la letra para que
esta última pudiera ser inteligible. Una relación detallada de sus
hallazgos resultaría interminable y agotadora, pues su capacidad
creadora y su sentido de anticipación fueron absolutamente
extraordinarios.
Benjamin Franklin falleció en Filadelfia el 17 de abril de 1790, a los
84 años de edad. Había permanecido activo prácticamente toda su vida;
sólo dos años antes había decidido retirarse de la vida pública y
completar su Autobiografía (iniciada hacia 1771), que vería la
luz póstumamente. Una de las razones que lo llevaron a la longevidad fue
su profundo conocimiento de los temas relativos a la salud. Daba largas
caminatas en cuanto tenía ocasión, era un ejemplo de moderación en la
mesa y, en contra de muchos prejuicios acatados por sus contemporáneos,
tenía hábitos que resultaban insólitos para el americano medio, como la
costumbre, considerada extravagante y perniciosa, de dormir con las
ventanas abiertas de par en par.
Magnifico grande grande benjamin franklin
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