Magnate de la prensa estadounidense de origen judío, nació en Makó, Hungria el 10 de abril de 1847. Emigró en 1864 a Estados Unidos, entonces en plena guerra civil, para enrolarse en el ejército unionista. Al terminar el conflicto se estableció en Saint Louis, donde encontró trabajo como periodista en un diario en alemán, el Westliche Post. En 1878 adquirió el St. Louis Dispatch, el cual, tras refundirse con otra publicación, adoptó el nombre definitivo de St. Louis Post-Dispatch y se convirtió en el de mayor tirada de la ciudad.
Sus ambiciones expansionistas lo condujeron a introducirse en la escena periodística de Nueva York, lo que consiguió mediante la compra del diario matutino The World, al que posteriormente dotaría de una edición vespertina con la cabecera The Evening World. Como director de ambos periódicos, introdujo numerosas innovaciones, como las tiras cómicas, la cobertura permanente de acontecimientos deportivos o suplementos especiales de ocio y moda.
DE PEÓN A REY: JOSEPH PULITZER 29/10/20
Los contenidos de The World oscilaban entre el más grosero sensacionalismo y el periodismo de investigación, centrado sobre todo en la denuncia de la corrupción política, aunque siempre al servicio de las propias simpatías de Joseph Pulitzer, claramente alineadas con el Partido Demócrata. La feroz competencia entre The World y el Journal de William Randolph Hearst alcanzó su máxima cota en 1898, cuando la descarada campaña de ambos diarios a favor de la guerra contra España originó la acuñación del término «prensa amarilla».
Mentes Brillantes 03 Hearst vs Pulitzer HD 720p audio latino 10/4/21
Desde 1890, Joseph Pulitzer había delegado la dirección editorial de sus publicaciones por problemas de salud, aunque continuó supervisando muy estrechamente sus contenidos. En su testamento cedió buena parte de su fortuna a la creación de la Escuela de Periodismo de Columbia y al establecimiento de los galardones anuales a las diferentes labores periodísticas que llevan su nombre, los más prestigiosos entre los que se conceden en el ámbito estadounidense.
Joseph Pulitzer falleció en Charleston, Estados Unidos, el 29 de octubre de 1911
Químico, ingeniero, inventor y fabricante de armas sueco que inventó la dinamita y fundó los premios que llevan su nombre. Nació en Estocolmo el 21 de octubre de 1833. Pasó gran parte de su juventud en San Petersburgo (Rusia), donde su padre -que era ingeniero- instaló una fábrica de armamento que quebró en 1859
Regresó a Suecia en 1863, completando allí las investigaciones que había iniciado en el campo de los explosivos: en 1863 consiguió controlar mediante un detonador las explosiones de la nitroglicerina, inventada por el italiano Ascanio Sobrero; en 1865 perfeccionó el sistema con un detonador de mercurio; y en 1867 creó la dinamita, un explosivo plástico resultante de absorber la nitroglicerina en un material sólido poroso, con lo que se reducían los riesgos de accidente (las explosiones accidentales de la nitroglicerina, en una de las cuales había muerto su propio hermano Emil, habían despertado fuertes críticas contra Nobel y sus fábricas).
Documental | Albert NOBEL y la DINAMITA . 21/10/20
Aún produjo otras invenciones en el terreno de los explosivos, como la gelignita (1875) o la balistita (1887). Nobel patentó todos sus inventos y fundó compañías para fabricarlos y comercializarlos desde 1865 (primero en Estocolmo y Hamburgo, luego también en Nueva York y San Francisco). Sus productos fueron de enorme importancia para la construcción, la minería y la ingeniería, pero también para la industria militar (para la cual habían sido expresamente diseñados algunos de ellos, como la balistita o pólvora sin humo); con ellos puso los cimientos de una fortuna que acrecentó con la inversión en pozos de petróleo en el Cáucaso.
Por todo ello, Nobel acumuló una enorme riqueza, pero también un cierto complejo de culpa por el mal y la destrucción que sus inventos pudieran haber causado a la humanidad en los campos de batalla. La combinación de ambas razones le llevó a legar su fortuna a una fundación -la Fundación Nobel, creada en 1900- con el encargo de otorgar una serie de premios anuales a las personas que más hubieran hecho en beneficio de la humanidad en los terrenos de la física, la química, la medicina, la literatura y la paz.
Tales premios eran reflejo de la preocupación de Alfred Nobel por la paz mundial y de sus ideas progresistas y contrarias a la violencia; él mismo fue un cosmopolita, viajero incansable, que cambió de país de residencia varias veces (después de Rusia y Suecia, pasó a vivir en Alemania y en Francia, de donde hubo de emigrar a Italia por la impopularidad que le causó la adopción de la balistita por el ejército italiano para su munición).
Alfred Nobel falleció en San Remo, Italia el 10 de diciembre de 1896
Los Premios Nobel, que gozan de un alto prestigio internacional, se han venido otorgando anualmente desde 1901, con la excepción de los dos periodos de guerra mundial (1914-18 y 1939-45). La atribución de los cinco premios instituidos se dejó en manos de varias academias científicas suecas y del Comité Nobel de Noruega (que otorga el premio de la Paz). En 1968 el Banco de Suecia decidió añadir bajo el nombre de Nobel un sexto premio de economía, que se ha venido otorgando anualmente desde 1969.
Conocido como "el literato de la mafia". Autor de "El Padrino" pesar de que su nombre suena tan italiano, Mario Gianluigi Puzo nació un 15 de octubre de 1920 en Manhattan, Nueva York. descendiente de inmigrantes es mundialmente famoso por ser el autor de “El Padrino”, una novela donde se describe la vida ficticia de los Corleone, familia de mafiosos sicilianos radicados en la gran manzana, que rápidamente se convirtió en best seller con más de 20 millones de ejemplares vendidos.
Puzo estudió Ciencias Sociales en la Universidad de Columbia y luego de prestar servicio en las Fuerzas Armadas durante la Segunda Guerra Mundial, comenzó a escribir para revistas. Sus dos primeras obras, “La arena sucia” (1955) y “La Mamma”, tuvieron buena aceptación desde el primer momento; pero su consagración definitiva llegó con “El Padrino” en el 1969.
Mario Puzo (The Godfather) interview (1996) . 15/10/20
Además del éxito literario El Padrino fue llevada al cine, logrando también gran triunfo. Dirigida por Francis Ford Coppola, la primera y segunda parte de la película cosechó dos premios Óscar por su nominación a “mejor película”; mientras que Puzo por su trabajo de coguionista de la primera y segunda parte de la película también ganó dos estatuillas. Con la tercera parte fue nominado pero no alcanzó el galardón.
Además del cine, la novela fue también “continuada” con novelas que surgieron a partir de ésta, como la publicada por Mark Winegardner en 2006: “El padrino, la venganza”. Después de publicar este gran éxito Puzo siguió con “Los tontos mueren”, “El siciliano”, “La cuarta K” y “El último Don”; y a pesar de la aceptación por parte del público y la crítica nunca pudo volver a realizar otra obra maestra como en la que describe los criminales de la mafia
La última novela que publicó en vida, “Los Borgia” (con el título original The Family) fue publicada en 2001 y escrita en colaboración con su asistente personal y compañera Carol Gino y el historiador Bertram Fields. Se trata de una novela de género histórico que cuenta la vida de la familia del Cardenal Rodrigo Borgia durante el Renacimiento (quien finalmente se convirtió en Alejandro VI, el Papa número 214 de la Iglesia Católica entre1492 y 1503.
Puzo fallece un 2 de julio de 1999 a los 78 años en su casa de Long Island a causa de un infarto agudo de miocardio. Gran aficionado al tenis, en alguna entrevista reconoció que su felicidad estaba en una buena comida, practicar tenis, apostar, mirar el techo de su casa durante horas y escribir. Resulta curioso que haya descrito de manera magistral el mundo de la mafia, ya que él nunca tuvo contacto con el medio del crimen; y en sus propias palabras Don Corleone era un personaje que lo espantaba.
Los libros de Mario Puzo son los siguientes:
- La arena sucia (The Dark Arena) (1955) - La Mamma (The fortunate Pilgrim) (1965) - Seis tumbas en Múnich (1967) - El padrino (The Godfather) (1969) - Los documentos de El padrino (The Godfather documents) (1971) - En el interior de Las Vegas (Inside Las Vegas) (1976) - Los tontos mueren (Fools die) (1978) - El siciliano (The sicilian) (1984) - La cuarta K (The fourth K) (1991) - El último Don (The last Don) (1996) - Omertà (1999) - Los Borgia (The family) (2001)
Narrador estadounidense obsesionado, como algunos otros de sus contemporáneos de la «generación perdida», por escribir la gran novela americana: el libro total que reprodujese en prosa lo que Walt Whitman había conseguido en la poesía.
Thomas ClaytonWolfe nació en Asheville, el 3 de octubre de 1900. Aunque de origen modesto, Thomas Clayton Wolfe estudió y se graduó en la Universidad de Harvard. Su más temprana vocación fue la dramaturgia, pero la crítica adversa a su primera obra (El retorno de Buck Gavin, 1926) lo hizo desistir y decidió dedicarse a trabajar como profesor de lengua inglesa y a viajar por el mundo. A partir de entonces volcó en la narrativa su pasión por la escritura.
Thomas Wolfe - Una puerta que nunca encontré
Su primera novela, El Ángel que nos mira (1929), un exhuberante manuscrito recortado por su editor, está plagada de referencias autobiográficas; a través de la vida de una tradicionalista familia sureña, Wolfe intentó mostrar la ambición de la burguesía de su época y sus contradicciones, de las que él era partícipe, con un estilo barroco y profundamente lírico que revela en ocasiones la influencia de sus compatriotas Theodore Dreiser y Sinclair Lewis y del irlandés James Joyce.
Thomas Wolfe documentary 3/10/21
El protagonista de la historia, Eugene Grant, fue también el personaje central de su segunda y más conocida novela, Del tiempo y del río (1935), y George Webber (un mero cambio de nombre para el alter-ego que en realidad encarnó toda su obra), de las otras dos que conforman la saga con la que pretendió sintetizar el mito de América y los americanos: The Web and the Rock (La tela y la piedra, 1939) y You can´t go home again (No podéis ya regresar, 1940), ambas reconstruidas también por su editor y publicadas póstumamente.
La descomunal tarea que Wolfe se propuso en su breve vida fue mucho más allá de las cinco mil páginas que llegó a escribir para esta tetralogía, e incluye obras de teatro que jamás se estrenaron y no menos de una treintena de novelas cortas y relatos de diversa extensión, entre los que sobresalen Tengo algo que deciros, No hay puerta o La fiesta de los Jack.
Es imposible saber hasta dónde se habría aproximado a su sueño de concebir el "libro total de la narrativa norteamericana" si una neumonía complicada con infección cerebral no hubiese acabado con él poco antes de cumplir los 38 años, pero no cabe duda de que llevó a cabo el boceto más ambicioso que se haya plasmado en torno a esa utopía. William Faulkner dejó escrito que no valoraba tanto a sus contemporáneos por sus obras como por "el esplendor de sus fracasos", y señaló a Wolfe como el más admirable de ellos, "no por lo que ha conseguido, sino porque fue el que se atrevió a llegar más lejos".
Thomas Wolfe falleció en Baltimore, el 15 de septiembre de 1938
. Considerado el científico más conocido y popular del siglo XX, físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo, austriaco y estadounidense. En el siglo XVII, la sencillez y elegancia con que Isaac Newton había logrado explicar las leyes que rigen el movimiento de los cuerpos y el de los astros, unificando la física terrestre y la celeste, deslumbró hasta tal punto a sus contemporáneos que llegó a considerarse completada la mecánica. A finales del siglo XIX, sin embargo, era ya insoslayable la relevancia de algunos fenómenos que la física clásica no podía explicar. Correspondió a Albert Einstein superar tales carencias con la creación de un nuevo paradigma: la teoría de la relatividad, punto de partida de la física moderna.
En tanto que modelo explicativo completamente alejado del sentido común, la relatividad se cuenta entre aquellos avances que, en los albores del siglo XX, conducirían al divorcio entre la gente corriente y una ciencia cada vez más especializada e ininteligible. No obstante, ya en vida del físico o póstumamente, incluso los más sorprendentes e incomprensibles aspectos de la relatividad acabarían siendo confirmados. No debe extrañar, pues, que Albert Einstein sea uno de los personajes más célebres y admirados de la historia de la ciencia: saber que son ciertas tantas ideas apenas concebibles (por ejemplo, que la masa de un cuerpo aumenta con la velocidad) no deja más opción que rendirse a su genialidad.
Un mal estudiante
Albert Einstein nació en la ciudad alemana de Ulm el 14 de marzo de 1879. Fue el hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Al siguiente año se trasladaron a Munich, en donde el padre se estableció, junto con su hermano Jakob, como comerciante en las novedades electrotécnicas de la época.
El pequeño Albert fue un niño quieto y ensimismado, y tuvo un desarrollo intelectual lento. El propio Einstein atribuyó a esa lentitud el hecho de haber sido la única persona que elaborase una teoría como la de la relatividad: «un adulto normal no se inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo, por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor».
En 1894, las dificultades económicas hicieron que la familia (aumentada desde 1881 con el nacimiento de una hija, Maya) se trasladara a Milán; Einstein permaneció en Munich para terminar sus estudios secundarios, reuniéndose con sus padres al año siguiente. En el otoño de 1896 inició sus estudios superiores en la Eidgenossische Technische Hochschule de Zúrich, en donde fue alumno del matemático Hermann Minkowski, quien posteriormente generalizó el formalismo cuatridimensional introducido por las teorías de su antiguo alumno.
Einstein con Elsa, su segunda esposa
El 23 de junio de 1902, Albert Einstein empezó a prestar sus servicios en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903 contrajo matrimonio con Mileva Maric, antigua compañera de estudios en Zúrich, con quien tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en 1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de nuevo con su prima Elsa.
La relatividad
Durante 1905, publicó cinco trabajos en los Annalen der Physik: el primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zúrich, y los cuatro restantes acabarían por imponer un cambio radical en la imagen que la ciencia ofrece del universo. De estos cuatro, el primero proporcionaba una explicación teórica en términos estadísticos del movimiento browniano (así llamado en honor a su descubridor, Robert Brown), y el segundo daba una interpretación del efecto fotoeléctrico basada en la hipótesis de que la luz está integrada por cuantos individuales, más tarde denominados fotones. Los dos trabajos restantes sentaban las bases de la teoría restringida de la relatividad, estableciendo la equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad de materia y su masa m en términos de la famosa ecuación E = mc², donde c es la velocidad de la luz, que se supone constante.
Relatividad [Documental Albert Einstein HC] 25/11/20
El esfuerzo de Einstein lo situó inmediatamente entre los más eminentes de los físicos europeos, pero el reconocimiento público del verdadero alcance de sus teorías tardó en llegar; el Premio Nobel de Física, que recibió en 1921, le fue concedido exclusivamente «por sus trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico». En 1909 inició su carrera de docente universitario en Zúrich, pasando luego a Praga y regresando de nuevo a Zúrich en 1912 para ser profesor del Politécnico, en donde había realizado sus estudios.
Einstein tocando el violín, una de sus aficiones favoritas (c. 1930)
En 1914 pasó a Berlín como miembro de la Academia de Ciencias prusiana. El estallido de la Primera Guerra Mundial le forzó a separarse de su familia (por entonces de vacaciones en Suiza), que ya no volvió a reunirse con él. Contra el sentir generalizado de la comunidad académica berlinesa, Einstein se manifestó por entonces abiertamente antibelicista, influido en sus actitudes por las doctrinas pacifistas de Romain Rolland.
En el plano científico, su actividad se centró, entre 1914 y 1916, en el perfeccionamiento de la teoría general de la relatividad, basada en el postulado de que la gravedad no es una fuerza sino un campo creado por la presencia de una masa en el continuum espacio-tiempo. La confirmación de sus previsiones llegó en 1919, al fotografiarse el eclipse solar del 29 de mayo; The Times lo presentó como el nuevo Newton y su fama internacional creció, forzándole a multiplicar sus conferencias de divulgación por todo el mundo y popularizando su imagen de viajero de la tercera clase de ferrocarril, con un estuche de violín bajo el brazo.
Hacia una teoría unificadora
Durante la siguiente década, Einstein concentró sus esfuerzos en hallar una relación matemática entre el electromagnetismo y la atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que, supuestamente, habían de regir el comportamiento de todos los objetos del universo, desde las partículas subatómicas hasta los cuerpos estelares, y agruparlas en una única teoría "de campo unificado". Tal investigación, que ocupó el resto de su vida, resultó infructuosa y acabó por acarrearle el extrañamiento respecto del resto de la comunidad científica. El 17 de octubre de 1933, con el acceso de Hitler al poder, su soledad se vio agravada por la necesidad de renunciar a la ciudadanía alemana y trasladarse a Estados Unidos; Einstein pasó los últimos veinticinco años de su vida en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton (Nueva Jersey), ciudad en la que murió el 18 de abril de 1955.
Albert Einstein - Documental completo en español 14/3/21
Einstein dijo una vez que la política poseía un valor pasajero, mientras que una ecuación valía para toda la eternidad. En los últimos años de su vida, la amargura por no hallar la fórmula que revelase el secreto de la unidad del mundo hubo de acentuarse por la necesidad que sintió de intervenir dramáticamente en la esfera de lo político. En 1939, a instancias de los físicos Leo Szilard y Eugene Paul Wigner, y convencido de la posibilidad de que los alemanes estuvieran en condiciones de fabricar una bomba atómica, se dirigió al presidente Roosevelt instándole a emprender un programa de investigación sobre la energía atómica.
Después de que las explosiones de Hiroshima y Nagasaki pusieran fin a la Segunda Guerra Mundial, Einstein se unió a los científicos que buscaban la manera de impedir el uso futuro de la bomba y propuso la formación de un gobierno mundial a partir del embrión constituido por las Naciones Unidas. Pero sus propuestas en pro de que la humanidad evitara las amenazas de destrucción individual y colectiva, formuladas en nombre de una singular amalgama de ciencia, religión y socialismo, recibieron de los políticos un rechazo comparable a las críticas respetuosas que suscitaron entre los científicos sus sucesivas versiones de la idea de un campo unificado.
Albert Einstein sigue siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más, incluso, de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta que aquella fotografía suya en que exhibe un insólito gesto de burla (sacando la lengua en una cómica e irreverente expresión) se ha visto elevada a la dignidad de icono doméstico después de ser convertida en un póster tan habitual como los de los ídolos de la canción y los astros de Hollywood. Sin embargo, no son su genio científico ni su talla humana los que mejor lo explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas que encierra su propia biografía, acentuadas con la perspectiva histórica. Al Einstein campeón del pacifismo se le recuerda aún como al «padre de la bomba»; y todavía es corriente que se atribuya la demostración del principio de que «todo es relativo» precisamente a él, que luchó encarnizadamente contra la posibilidad de que conocer la realidad significara jugar con ella a la gallina ciega.