Poeta y religioso español.consideraron sus poemas no solo como la cumbre de la mística española, sino de la poesía en esta lengua. Desde 1952 es el patrono de los poetas en lengua española. Juan de Yepes Álvarez nacio en Fontiveros, Avila, España, el 24 de junio de 1542, en el seno de una
familia hidalga empobrecida, empezó a trabajar muy joven en un hospital
y recibió su formación intelectual en el colegio jesuita de Medina del
Campo.
En 1564 comenzó a estudiar artes y filosofía en
la Universidad de Salamanca, donde conoció, en 1567, a Santa Teresa de
Jesús, con quien acordó fundar dos nuevas órdenes de carmelitas. Su
orden reformada de carmelitas descalzos tropezó con la abierta
hostilidad de los carmelitas calzados, a pesar de lo cual logró
desempeñar varios cargos. Tras enseñar en un colegio de novicios de
Mancera, fundó el colegio de Alcalá de Henares. Más adelante se
convirtió en el confesor del monasterio de Santa Teresa.
En 1577 prosperaron las intrigas de los
carmelitas calzados y fue encarcelado en un convento de Toledo durante
ocho meses. Tras fugarse, buscó refugio en Almodóvar. Pasó el resto de
su vida en Andalucía, donde llegó a ser vicario provincial. En 1591
volvió a caer en desgracia y fue depuesto de todos sus cargos
religiosos, por lo que se planteó emigrar a América, proyecto que
frustró su prematuro óbito, falleciendo en Úbeda, Jaén el 14 de diciembre de 1591. Canonizado en 1726, fue proclamado Doctor de
la Iglesia en 1926.
La poesía de San Juan de la Cruz
Aunque los versos que de él se conservan son
escasos y no fueron publicados hasta después de su muerte, se le
considera como uno de los mayores poetas españoles de la época y como el
máximo exponente de la poesía mística. Se supone que durante los meses
de su encierro en 1577, que pasó en completo aislamiento y sometido a
crueles interrogatorios, elaboró sus llamados poemas mayores: Llama de amor viva, Cántico espiritual y Noche oscura.
Noche Oscura San Juan de la Cruz 14/12/20
Por temor a que fueran tomadas por "iluministas", ninguna de estas obras se publicó antes de 1618, cuando, salvo Cántico espiritual que lo fue nueve años más tarde en Bruselas, se editaron con el título de Obras espirituales que encaminan a un alma a la perfecta unión con Dios. En 1692 se publicó en Roma la obra en prosa Avisos para después de profesos, escrita poco antes de morir.
Amancio Prada - Vivo sin vivir en mí (San Juan de la Cruz) 24/6/19
En sus tres poemas mayores, estrechamente
relacionadas entre sí, Juan de la Cruz condensó sus propias vivencias
personales, derivadas del constante anhelo de que su alma alcanzase la
fusión ideal con su Creador; las tres composiciones, de un modo u otro,
describen el ascenso místico del alma hacia Dios, y dado que surgieron
como trasunto de una experiencia mística que se expresaba en alegorías y
símbolos, San Juan de la Cruz consideró que debían ser explicadas. Esto
le llevó a la escritura de comentarios en prosa a los poemas.
En Llama de amor viva, San Juan de la Cruz recrea la emoción del éxtasis amoroso, mientras que en Noche oscura,
que consta de ocho liras, utiliza la imagen de una muchacha que escapa
por la noche para acudir a una cita con su enamorado como representación
de la huida del alma de la prisión de los sentidos, en busca de la
comunión con Dios.
Llama de amor viva - san Juan de la Cruz 28/6/19
Cántico espiritual es la obra más
compleja y extensa de su producción. En ella, para detallar las
diferentes vías que recorre el alma hasta lograr fundirse con la
divinidad, desarrolla una recreación, a modo de égloga, del bíblico Cantar de los Cantares.
A través de cuarenta liras describe la búsqueda del Esposo (Dios) por
parte de su esposa (el alma), que pregunta por él a las criaturas de la
naturaleza. Tras encontrarlo, se sucede un diálogo amoroso que culmina
con la unión de los dos amantes.
TRAS DE UN AMOROSO LANCE.... 24/6/20
A diferencia de Santa Teresa de Jesús,
que adopta el tono coloquial y se nutre de los efectos de la luz para
expresar la experiencia de la comunión con Dios, la poesía de San Juan
de la Cruz se constituye en un lenguaje vivo que, bebiendo en variadas
fuentes, busca la expresión del arrobo y del éxtasis de la unión
mística; su propósito es llegar a plasmar, o cuanto menos dejar
entrever, esa realidad invisible e inefable que es el amor divino,
apelando al simbolismo y a las ricas posibilidades expresivas de un
lenguaje elaborado. Son precisamente estos dos factores los que atraen y
fascinan aun a los no creyentes, pues sus versos, al operar
fundamentalmente como vías expresivas de una experiencia personal
íntima, no comprometen creencias, tradiciones o culturas no compartidas
por el sujeto.
Romance del Nacimiento - San Juan de la Cruz 25/12/22
En tanto que frutos de este arrebato místico,
alejado de todo discurso lógico, predominan en los poemas mayores de San
Juan de la Cruz los elementos irracionales, subconscientes e intuitivos
que se traducen estilísticamente en una tendencia a la síntesis y en
una gran densidad expresiva. Para comunicar las sensaciones
experimentadas prescinde de todo elemento superfluo y emplea
abundantemente el sustantivo, en detrimento de verbos y adjetivos. Con
el fin de dar a conocer los gozos que el enlace místico produce, utiliza
con profusión los giros afectivos, las repeticiones, las antítesis, las
enumeraciones caóticas, el paso súbito de un tema a otro o las
referencias alegóricas, basadas, en su mayor parte, en el tema del amor
profano. No excluye además el léxico popular y rústico, los dialectismos
y los diminutivos, que se presentan junto a voces cultas y palabras de
contenido simbólico.
De este modo, combinando la antigua simbología del Cantar de los cantares
con las fórmulas propias del petrarquismo, San Juan de la Cruz produce
una rica literatura mística que hunde sus raíces en la teología tomista y
en los místicos medievales alemanes y flamencos. Su producción refleja
una amplia formación religiosa, aunque deja traslucir la influencia del
cancionero tradicional del siglo XVI, sobre todo en el uso del amor
profano (las figuras del amante y de la amada) para simbolizar y
representar el sentimiento místico del amor divino. La estrofa más
empleada en sus poemas es la lira, aunque demuestra igual soltura en el
uso del romance octosílabo.
Toda su doctrina gira en torno al símbolo de la
«noche oscura», imagen que ya era usada en la literatura mística, pero a
la que San Juan dio una forma nueva y original. La noche, al borrar los
límites de las cosas, le sugiere, en efecto, lo eterno, y de esa manera
pasa a simbolizar la negación activa del alma a lo sensible, el
absoluto vacío espiritual. Noche oscura llama también San Juan a las
«terribles pruebas que Dios envía al hombre para purificarlo»;
ateniéndose a este último significado, habla de una noche del sentido y
de una noche del espíritu, situadas, respectivamente, al fin de la vía
purgativa y de la iluminativa, tras las cuales vendría la vía unitiva,
aspiración última del alma atormentada por la distancia que la separa de
Dios, y realización de su deseo de fusión total con Él. Antes de
acceder a la experiencia mística de unión con Dios, el alma experimenta
una desoladora sensación de soledad y abandono, acompañada de terribles
tentaciones que, si consigue vencer, dejan paso a una nueva luz, pues
«Dios no deja vacío sin llenar».
San Juan utiliza determinados recursos
estilísticos con una profusión y madurez poco frecuentes, dando un nuevo
y más profundo sentido a las expresiones paradójicas («vivo sin vivir
en mí», «cautiverio suave») y a las exclamaciones estremecedoras («¡Oh,
llama de amor viva!») habituales en los cancioneros. Lo que mejor define
su poesía es su extraordinaria intensidad expresiva, gracias a la
perfecta adecuación y el equilibrio de cada una de sus imágenes.
A ello contribuye asimismo su tendencia a
abandonar el registro discursivo y eliminar nexos neutros carentes de
valor estético para buscar una yuxtaposición constante de elementos
poéticos de gran plasticidad. Todo ello, unido al rigor intelectual que
el propio autor destacó en sus comentarios, confiere a su poesía un
singular equilibrio entre sus imágenes sensuales y el impulso ascético y
sublime que la inspiró, y hace de ella una de las cumbres de la lírica
renacentista en lengua castellana.
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