jueves, 24 de enero de 2019

Oliverio Girondo

     

Poeta argentino que revolucionó la estética de su país, a través de una obra que incorporó las principales corrientes vanguardistas. Figura central de la renovación literaria de los años veinte y treinta, fue uno de los jóvenes miembros de la vanguardia poética argentina, junto a Jorge Luis Borges y Raúl González Tuñón. Si todos ellos asumían una idéntica postura en cuanto a la necesidad de romper con la tradición (que veían encarnada en la obra de Leopoldo Lugones), en el caso de Girondo esa necesidad cobraba una fuerza que lo llevó a distanciarse nítidamente de las convenciones impuestas por el uso y aceptadas por el público.
Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1881 y vivió su primera infancia en Buenos Aires, pero luego viajó periódicamente a Europa. Aunque se graduó como abogado, sus inquietudes artísticas y literarias lo desviaron de esa profesión. En 1911 fundó con un grupo de amigos el periódico Comoedia, de escasa duración. En Europa tomó contacto con los movimientos artísticos y literarios de vanguardia, como el cubismo de Picasso, el dadaísmo de Tristan Tzara o el futurismo de Marinetti, así como con la rompedora obra de Guillaume Apollinaire. Emprendió en 1926 una gira intercontinental llevando la representación de las revistas Martín Fierro, Proa, Valoraciones, Noticias Literarias e Inicial, para establecer relación entre los movimientos innovadores de habla hispánica. En 1943 se casó con la escritora Norah Lange.

Oliverio Girondo. (No se me importa un pito) 24/1/20

Girondo defendió la autonomía plena del lenguaje (rechazando ataduras que lo ligaran a sus funciones convencionales) para tratar de transmitir la pura esencialidad de la invención poética. Ese gesto de permanente desafío a la inercia y a la inmovilidad es acaso el que mejor caracterizó la personalidad del autor y su vocación por sobrepasar los límites de lo manifestable.
En sus libros Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922), Calcomanías(1925) y Espantapájaros (1933) demostró su maestría en el manejo de la metáfora y confianza absoluta (siguiendo en esto los postulados del ultraísmo) en el poder de la imagen poética para alcanzar la esencia de las cosas. Especialmente dotado para la experimentación con el lenguaje, Girondo poseyó una destreza singular en el manejo de la ironía. En tales obras reafirmó su actitud de irreverencia moral y estética, su sentido del humor y su óptica desquiciadora del lugar común.
Sus poemas son emblemáticos de la nueva sensibilidad estética, que se caracterizaba por la búsqueda incesante de nuevos ángulos desde donde abordar la realidad, desde la más sublime a la más cotidiana. Así, la ciudades y los paisajes que con insistencia aparecen en sus textos son vistos a través de una lente que construye combinaciones inéditas entre los objetos, señalando lo que la mirada común no percibe y sólo la estratégica posición del ojo poético logra descubrir y nombrar.
Posteriormente publicó Plenilunio (1937), Persuasión de los días (1942) y Campo nuestro (1946). Su última obra, En la masmédula (1954), es acaso la más audaz de todas por el caos verbal y alucinatorio que propone. En 1961 fue atropellado por un automóvil que lo dejó inválido. falleció en Buenos Aires el 24 de enero de 1967

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