Ensayista dramaturgo, novelista ,poeta y pensador nació en Bilbao el 29 de septiembre de 1864. La guerra carlista que vivió allí de niño pasaría a ser tema de su primera novela, Paz en la guerra. Unamuno estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero pasó casi todo el resto de su vida en Salamanca, donde obtuvo la cátedra de griego e historia de la lengua. Subió al rectorado de la Universidad de Salamanca en 1901.
En 1924 Unamuno fue destituido de su puesto de rector de la Universidad de Salamanca por el dictador Miguel Primo de Rivera. Fue desterrado a una de las islas Canarias, pero se refugió en Francia. Volvió a Salamanca en 1931 y ocupó de nuevo el rectorado de la Universidad de Salamanca, donde continuó su vida de intensa intelectualidad. Unamuno poseía una cultura muy amplia. Conocía lenguas y literaturas modernas y antiguas y le interesaba la filología. Las obras de Unamuno se distiguen por una fuerte preocupación filosófica e incorporan sus estudios de Kant, Hegel, Kierkegaard, Nietzsche, Schopenhauer e Ibsen.
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A Unamuno le apasionó toda su vida la filosofía y la historia, sobre todo la filosofía de la historia de España. Fue profundamente religioso pero se distanció mucho de la ortodoxia cristiana. El pensamiento unamuniano refleja su angustia por la división entre lo ideal y lo real, entre el corazón y la razón. Unamuno perdió la fe católica tras unas crisis juveniles. Vivió unos años de militancia socialista y estuvo afiliado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entre 1894 y 1897 . Otra crisis a los 31 años le renovó la meditación sobre los problemas espirituales y la política; en 1895 Unamuno le escribió a Clarín: "Sueño con que el socialismo sea una verdadera reforma religiosa, cuando se marchite el dogmatismo marxiano." Abandonó la militancia política en 1897, concentrando su atención en el problema de la muerte y de la nada. Los dos grandes temas del problema de España y del sentido de la vida humana lo angustiaron toda su vida.
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Además de preocuparse por el futuro de su país, Unamuno mostró una profunda preocupación por su fin personal. La fe es un problema central en su obra, pero no le interesaba la fe estática sino la fe individual y personal. Para Unamuno el anhelo de Dios y de la inmortalidad era tan importante como el aspecto científico-racional del individuo. Reconoció, sin embargo, que la fe tradicional no podía sostenerse ante los avances científicos modernos. Según Unamuno, la persona siente la necesidad de Dios y la fe llega a ser una afirmación del individuo. Sin embargo, Unamuno insistió que el aspecto racional de la persona no le permite creer ciegamente.
La base del "sentimiento trágico de la vida"--título del libro que Unamuno publicó en 1913--es la paradoja entre el vivir y el conocer, ya que "todo lo vital es antirracional, no ya sólo irracional, y todo lo racional, antivital." La vida en sí es una paradoja, y la persona se contradice a sí mismo. Unamuno se consideró "un hombre de contradicción y de pelea [. . .] uno que dice una cosa con el corazón y la contraria con la cabeza, y que hace de esta lucha su vida." En más de una ocasión el angustiado escritor declaró que "la paz es mentira." Identificó la vida con la agonía, entendida ésta en el sentido etimológico de "lucha." Estas preocupaciones son manifiestas en el libro Del sentimiento trágico de la vida, en el que Unamuno explica que tanto el sentimiento como la razón definen al individuo: "El más trágico problema de la filosofía es el de conciliar las necesidades intelectuales con las necesidades afectivas y con las volitivas."
Unamuno es uno de los escritores más importantes del grupo llamado la "Generación del 98," preocupados por el futuro de España ante el mundo moderno. El año 1898 fue el en que España perdió sus últimas colonias ultramarinas, hecho que provocó un examen de la situación histórica del país. Los escritores identificados con la Generación del 98 abogaban por una "europeización" de España. Para Unamuno esa europeización debía abarcar también una "españolización" de lo europeo. | |
Su primer libro, En torno al casticismo (1895), es un intento de definir lo eterno y universal del espíritu español. Ya en este libro Unamuno insiste en la necesidad de que España se integre intelectual y espiritualmente al resto de Europa. Otro concepto muy importante que Unamuno planteó en su primer libro, es la distinción entre la historia (los cambios cronológicos e incidentales) y la intrahistoria (la continuidad y lo esencial de los pueblos).
La vida de don Quijote y Sancho (1905) sirve como contraposición a la idea de la europeización de España. En este libro se realza la independencia y el voluntarismo de don Quijote, el cual representa el alma española rechazando la lógica para seguir su propia fe y visión personal. El "problema de España" se define ahora como una falta de "Quijotes," y Unamuno insiste en la necesidad de "rescatar el sepulcro del Caballero de la Locura del poder de los hidalgos de la Razón."
Algunos críticos consideran que la filosofía de Unamuno anticipa el existencialismo de los años 30, 40 y 50, y usan el término "pre-existencialista" para hablar de la obra unamuniana. A otros críticos les parece más apropiado hablar del "vitalismo" unamuniano. No importa tanto la clasificación de la filosofía unamuniana, en parte porque ésta evolucionaba a lo largo de la vida del autor, pero impregna toda su copiosa producción literaria. Miguel de Unamuno fue autor de novelas, poesía, teatro y ensayo y en su asombrosa y prolífica obra artística se encuentra la manifestación de su preocupación por la inmortalidad.
Los temas predilectos de Unamuno--la inmortalidad, la procreación, la maternidad, la lucha del individuo por realizarse--no son sino pretextos para la exploración de sus ideas filosóficas. Empleaba un lenguaje esencial, sin adornos, para transmitir sus ideas. Buscaba un estilo desnudo que permitiera desplegarse una densidad de ideas. Unamuno luchaba con el lenguaje para conseguir lo que él llamaba "una lengua seca, precisa, rápida, sin tejido conjuntivo." Sus personajes casi carecen de descripción física, ya que lo que los definen es la lucha interior.
La obra literaria de Unamuno resiste toda categorización. Rechazó los límites tradicionales del género narrativo al escribir Niebla (1914), obra que él clasificó de "nívola" en vez de "novela": "Invento el género e inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me placen." El protagonista de Niebla, Augusto Pérez, entra en diálogo con el autor, insistiendo que como ente de ficción es tan auténtico como el autor de carne y hueso, y explicando que no quiere morirse. El deseo de "serse" del protagonista se debate contra la muerte y la disolución de su personalidad.: "¡Quiero vivir, quiero ser yo!" El diálogo de la novela se convierte en vehículo imprescindible para la exteriorización de la voluntad del protagonista.
Unamuno adaptó el tema bíblico del cainismo en su novela Abel Sánchez (1917), ampliando el tema de la envidia al reconocer una dialéctica entre el envidiado y el envidioso, que se necesitan mutuamente. No es que haya víctimas y verdugos, sino que todos llevamos dentro un Caín y un Abel luchando en íntima tragedia. Ante este destino trágico Unamuno propone la caridad y el perdón como únicas respuestas.
Unamuno unió tres novelas cortas bajo el título de una de ellas, San Manuel Bueno, martir (1931). En la novela aparecen unas de las grandes obsesiones unamunianas: la inmortalidad y la fe. El protagonista de San Manuel Bueno, martir es un cura que pierde la fe. Este hombre, sin fe ni esperanza, se convertirá sin embargo en ejemplo de la caridad. Unamuno establece un contraste entre una verdad trágica y una felicidad ilusoria, optando en esta obra por la segunda, a diferencia de lo que había sostenido en obras más tempranas. Escritor infatigable, Unamuno escribió varios libros de poesía, entre ellos un diario de su destierro en Francia durante los años veinte y unas meditaciones sobre una pintura de Cristo del famoso pintor Velázquez. Igual que sus obras narrativas, la obra poética de Unamuno constituye un tipo de autobiografía espiritual, expresión de su constante lucha vital. Se mantuvo al margen de las modas poéticas del momento como el modernismo, el simbolismo o el vanguardismo, prefiriendo expresarse de manera más sobria. | |
El teatro de Unamuno no es sino continuación de su obsesión con el conflicto íntimo del individuo. En obras como Fedra, El otro, La venda y El hermano Juan intentaba presentar directamente ese conflicto. Se nota en la obra dramática, igual que en sus novelas, una reducción casi absoluta a la palabra y la acción. y una intriga mínima. Es casi imposible discernir entre teatro, novela y poesía en Unamuno, ya que su obra es equemática dentro de un contexto de diálogos intelectuales y ensayísticos que llevan a los personajes a "monologar."
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