Bailarina y espía holandesa. Aun contando con
antiguos y numerosos precedentes, la Primera Guerra Mundial
supuso el impulso definitivo y la consolidación del espionaje
gubernamental.
Bajo una organización perfectamente reglada y supervisada por los
estados, se perfeccionaron los sistemas de comunicación cifrada, se
extendieron
amplias redes de agentes y aparecieron las primeras figuras legendarias.
Percibido como aventura en que la habilidad y el peligro iban parejos,
el espionaje
de aquella época ha proyectado
una imagen romántica que a menudo, como en el caso de la mítica
Margaretha Geertruida Zelle (Mata Hari), esconde el final trágico
y la reducción a meros peones de sus protagonistas.
Nacida el 7 de agosto de 1876 en la ciudad holandesa de Leeuwarden, Margaretha Zelle
vivió hasta los dieciocho años en el seno de una familia acomodada,
recibió una educación cristiana y se preparó para ejercer la profesión
de maestra. Pero en 1895 contrajo matrimonio con un
oficial del ejército colonial holandés, Rudolf Campbell Mac Leod, y la
joven Margaretha acompañó a su esposo cuando fue destinado
a Java y Sumatra. Allí aprendió las exóticas danzas folclóricas
balinesas, y tuvo al parecer dos hijos, uno de los cuales murió
envenenado
por su niñera.
Mata Hari en una actuación en París (c. 1910)
Tras divorciarse a los cinco años de matrimonio, probablemente a
causa del alcoholismo de su marido, regresó a Europa y se estableció en
París, donde inició una nueva vida en los salones y casinos de la Belle
Époque, explotando su natural y provocativa belleza, su atrevimiento
para aparecer semidesnuda en los escenarios y su conocimiento de los
sensuales bailes malayos, que ejecutaba con total desenvoltura.
Margaretha Zelle adoptó
como nombre artístico Mata Hari, que literalmente significa «ojo del
día» en
malayo, es decir, «sol». Al cabo de algunos años, aquella atractiva
bailarina de danzas hindúes y javanesas había pasado
de los sórdidos tugurios a los lujosos cabarets y teatros, hasta
convertirse en mito sexual de los escenarios parisinos y en cortesana de
lujo.
Ello le permitió entablar numerosas relaciones con personas
pertenecientes al estamento militar.
Biografía Mata Hari 7/8/19
Lo ocurrido a partir de entonces sigue siendo dudoso. Al parecer,
tales contactos llamaron la atención del Estado Mayor alemán, y en la
primavera de 1916, el cónsul alemán en Holanda empezó a ofrecerle
importantes sumas de dinero a cambio de información.
Pero en verano de 1916, la bailarina aceptó asimismo convertirse en
espía, al servicio de Francia, en la Bélgica ocupada por los alemanes.
Convencidos de su condición de agente doble, los servicios de espionaje
británicos alertaron a las autoridades francesas, que la sometieron
a estrecha vigilancia; el 13 de febrero de 1917, Mata Hari fue detenida
en París.
Una leyenda fascinante - MATA HARI 15/10/19
Tras un juicio sumarísimo en el que no llegaron a presentarse pruebas
concluyentes, Mata Hari fue fusilada en la fortaleza parisina de
Vincennes
el 15 de octubre de 1917; antes de morir se despidió de los soldados del
pelotón agitando la mano elegantemente. La negativa del Estado francés
a desclasificar la documentación de su proceso transcurridos los
cincuenta años de su muerte dejaría sin esclarecer multitud
de aspectos, y ha contribuido a mantener una aureola de misterio en
torno a su figura; pero pese a su posible inocencia, que proclamó
durante la
causa, Mata Hari acabaría pasando a la cultura popular como prototipo de
«femme fatale».
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