Poeta y narradora cubana
cuya primera obra se inscribe en el posmodernismo insular, dentro del
cual fue la figura más representativa de la línea purista. La lírica de
Loynaz sedujo por su sencillez y naturalidad y el ritmo y la
musicalidad de sus versos, en los que predominó una temática en
ocasiones fruto de la angustia y del enigma y motivada por el amor.
Nacio en La Habana Cuba el 10 de diciembre de 1902, Fue la mayor de cuatro hermanos nacidos de la
unión entre María de las Mercedes Muñoz Sañudo y el general Enrique
Loynaz del Castillo. Última descendiente de una estirpe de fundadores,
sus antepasados provenían del País Vasco, y entre ellos se contaban
varios personajes ilustres que habían destacado sobre todo en el ámbito
militar y religioso. En su familia no existían, sin embargo,
antecedentes literarios, aparte de algunas composiciones de su padre,
escritas como aficionado.
Si me quieres, quiéreme entera - Dulce María Lyonaz 3/10/19
Su infancia transcurrió en una casa del popular
barrio cubano de El Vedado, donde había nacido y donde vivió la mayor
parte de su vida. Creció, junto con sus hermanos Enrique, Carlos Manuel y
Flor, rodeada por un ambiente cultivado, en el que se fomentaba la
expresión artística y que acogió con satisfacción la incipiente
sensibilidad poética que despertaba en ella. Se educó en su hogar bajo
la atenta mirada y los cuidados de su padre, y ni ella ni sus hermanos
asistieron jamás a un colegio. Pese a ello, adquirió y asimiló en
profundidad una vasta cultura, que alimentaría toda su trayectoria
literaria y que se reflejaría en cada una de sus palabras.
En 1919 publicó sus dos primeros poemas, Vesperal e Invierno de almas,
en el diario La Nación, que significaron la entrada de Loynaz en el
mundo de las letras. Posteriormente estudió derecho civil en la
Universidad de La Habana, y se doctoró en 1927. Fue doctor honoris causa por esta misma universidad. En 1928 empezó a escribir su novela lírica Jardín, que terminaría siete años después y que no se publicaría en España hasta 1951.
Eternidad. Poema de Dulce María Loynaz 10/12/19
Esta obra es una especie de autobiografía
poetizada en la que son elementos fundamentales la memoria, la
imaginación y el sueño. Se nutre de sentimientos y recuerdos de los años
pasados en su casa de El Vedado y, sobre todo, en el jardín que la
rodeaba. La autora convierte lo que fue un lugar real, en el que
transcurrieron muchos momentos de su vida, en un mundo imaginario,
ensoñador y simbólico, en su paisaje íntimo, a través del cual percibe,
entiende y expresa los movimientos y recovecos de su alma. En esta obra,
como en el resto de su producción poética y novelística, la autora
expresa su deseo de comunión con los demás, con la naturaleza y con los
objetos, en una especie de unión mística con el mundo.
Balada del amor tardío - Dulce María Loynaz . 27/4/20
Es fundamental en su estilo la influencia de Juan Ramón Jiménez.
En las composiciones de Loynaz encontramos una ternura, delicadeza y
melancolía que recuerdan, sin duda alguna, la expresión intimista de Platero y yo,
la popular obra del poeta. Él mismo reconoce estas semejanzas entre
ambos en un artículo del año 1942, que publica en la revista semanal Buenos Aires. En 1929 viajó a Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto. En este momento escribió su obra Cartas de amor al Rey Tut-Ank-Amen, inspirada por su visita a la tumba del famoso faraón Tutankamon. Un año después conoció a Federico García Lorca, con el que mantuvo una entrañable amistad y que fue uno de los muchos amigos que hizo en España.
Dedicó a esta tierra gran parte de su obra, que tuvo en
ella una enorme y cálida acogida. Su persona siempre fue recibida con
honores, y fue galardonada en diversas ocasiones por su talento poético.
En 947 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio, en 1951 ingresó como
Miembro Correspondiente en la Academia Nacional de Arte y Letras, y fue
homenajeada en las Islas Canarias, donde fue declarada Hija Adoptiva de
Puerto de la Cruz. Un año más tarde, Gabriela Mistral
la propuso como candidata al Premio Nobel de Literatura. En 1953 la
Universidad de Salamanca le otorgó a modo de homenaje la cátedra Fray
Luis de León, y el mismo año asistió como delegada al Segundo Congreso
de Poesía, presidido por Azorín. Dos años después fue nombrada académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.
Deseo - Dulce María Loynaz 27/4/21
De esta época son las obras Juegos de agua; versos del agua y del amor (1947); Mi poesía autocrítica (1951); Poemas sin nombre (1953); Obra lírica (1955), que recopila todos sus versos anteriores; Últimos días en una casa (1958) y Un verano en Tenerife,
publicado el mismo año. También durante este período escribió diversas
crónicas en las que dio a conocer sus impresiones acerca de sus viajes
por América del Sur, Europa y España. Algunos de estos artículos, que
aparecen en periódicos como El País y Excélsior, son Impresiones de un cronista (1947), Crónicas de América del Sur (1947), El Succés de la semana (1948), Crónicas de ayer (1954) y Entre dos primaveras (1954). Dio recitales de poesía por toda la Península, además de numerosas conferencias, como Gertrudis Gomez de Avellaneda, La Gran Desdeñada; Poetisas de América; Mujer entre dos islas y El último rosario de la reina, ambas de 1951, y Gabriela y Lucila (1957).
Un año más tarde regresó a su tierra natal y a la paz de
su casa de El Vedado para dedicarse desde allí a la literatura. También
en Cuba se reconoció su valía, y se la tuvo en gran estima, siendo
elegida miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua en 1959,
condecorada con la Distinción Por la Cultura Nacional por el Ministerio
de Cultura de Cuba en 1981, y proclamada miembro Emérito de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba en 1989.
Cabe destacar también sus obras Nueve poetas cubanos del siglo XX; Fe de vida; La novia de Lázaro; Antología lírica; Poesías escogidas (1985); Bestiarium (1991), que recoge algunos de sus poemas breves escritos en los años veinte, y Poemas náufragos
(1991), por los que recibió el Premio de la Crítica en Cuba de 1992.
Este mismo año el 5 de noviembre de 1992, se le otorgó el Premio Miguel de Cervantes de Literatura
en España, siendo elegida entre candidatos como Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela y Rosa Chacel,
entre otros. Por la pureza de su voz lírica y su cautivadora
expresividad, se la considera una de las representantes femeninas más
ilustres de la poesía latinoamericana.
Dulce Maria Loinaz fallecio en La Habana el 27 de abril de 1997,
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