Emperador de Francia. Pocas figuras han merecido en la historia un tratamiento tan amplio y apasionado como el hombre que, como Primer Cónsul y Emperador de Francia (1799-1804 y 1804-1814), rigió los destinos de Europa durante tres lustros: Napoleón Bonaparte. Genio indiscutible del arte militar y estadista capaz de construir un imperio bajo patrones franceses, Bonaparte fue, para sus admiradores, el hombre providencial que fijó las grandes conquistas de la Revolución Francesa (1789-1799), dotando a su país de unas estructuras de poder sólidas y estables con las que se ponía fin al caos político precedente. Sus enemigos, por el contrario, vieron en él «la encarnación del espíritu del mal» (Chateaubriand), un déspota sanguinario que traicionó la Revolución y sacrificó la libertad de los franceses a su ambición desmedida de poder, organizando un sistema político autocrático.
Las claves del rápido encumbramiento de Napoleón se encuentran en dos pilares fundamentales: su innegable genio militar y su capacidad para sustentar un sistema de gobierno en principios comúnmente aceptados por la mayoría de los franceses. Bonaparte fue primero, y ante todo, un estratega, cuyos métodos revolucionaron el arte militar y sentaron las bases de las grandes movilizaciones de masas características de la guerra moderna. Partiendo de una novedosa organización de las unidades y de una serie de principios (concentración de fuerzas para romper las líneas enemigas, movilidad y rapidez) que serían puntualmente ejecutados de acuerdo con unas maniobras tácticas planificadas y ordenadas por Napoleón en persona, sus ejércitos se convirtieron en máquinas de guerra invencibles, capaces de dominar Europa y de elevar a Francia hasta su máxima gloria.
Napoleón - Serie Imperios - Documental Completo 15/8/19
Junto a la evidente relación entre los éxitos militares y la
admiración popular, la consolidación del poder napoleónico
también obedeció a que su principal protagonista supo captar los deseos
de una sociedad que, como la francesa, se sentía exhausta
tras la anarquía y el desorden que habían caracterizado la dirección
política del Estado durante el decenio revolucionario
(1789-1799). Al servicio del Directorio, el general corso había obtenido
brillantes victorias en sus campañas contra las monarquías
absolutas europeas, aliadas contra Francia en un intento de acabar con
la Revolución. Cuando, al amparo de su inmenso prestigio, Napoleón
dio el golpe de Brumario e instauró primero el Consulado (1799-1804) y
luego el Imperio (1804-1814), regímenes autocráticos que encabezó como
Primer Cónsul y Emperador, encontró un amplísimo apoyo en los más
diversos sectores sociales, claramente manifiesto en los
arrolladores resultados de los plebiscitos que se convocaron para su
ratificación.Biografía
Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, capital de la actual Córcega, en el seno de una familia numerosa de ocho hermanos. Cinco de ellos eran varones: José, Napoleón, Lucien, Luis y Jerónimo. Las niñas eran Elisa, Paulina y Carolina. Gracias a la grandeza del futuro emperador Napolione (así lo llamaban en su idioma vernáculo), todos ellos iban a acumular honores, riqueza y fama, y a permitirse asimismo mil locuras. La madre de los hermanos Bonaparte (o, con su apellido italianizado, Buonaparte) se llamaba María Leticia Ramolino y era una mujer de notable personalidad, a la que Stendhal elogiaría por su carácter firme y ardiente en su Vida de Napoleón (1829).
Vida y muerte de Napoleón 15/10/19
Carlos María Bonaparte, el padre, siempre con agobios económicos por
sus inciertos tanteos en la abogacía, sobrellevados gracias
a la posesión de algunas tierras, demostró tener pocas aptitudes para la
vida práctica. Sus dificultades se agravaron al tomar partido
por la causa nacionalista de Córcega frente a su nueva metrópoli,
Francia. Congregados en torno a un héroe nacional, Pasquale Paoli,
Carlos María Bonaparte apoyaba a los isleños que defendían la
independencia con las armas y que terminaron siendo derrotados por los
franceses en la batalla de Ponte Novu, encuentro que tuvo lugar en
1769, el mismo año en que nació Napoleón.Carlos María Bonaparte |
A causa de la derrota de Paoli y de la persecución de su bando, la
madre de Napoleón tuvo que arrostrar durante sus primeros alumbramientos
las incidencias penosas de las huidas por la abrupta isla; de sus trece
hijos, sólo sobrevivieron aquellos ocho. Sojuzgada la revuelta, el
gobernador
francés Louis Charles René, conde de Marbeuf, jugó la carta de atraerse a
las familias patricias de la isla. Carlos María Bonaparte,
que religaba sus ínfulas de pertenencia a la pequeña nobleza con unos
antepasados en Toscana, aprovechó la oportunidad: viajó con
una recomendación de Marbeuf hacia la metrópoli para acreditar su
hidalguía y logró que sus dos hijos mayores, José y
Napoleón, entraran en calidad de becarios en el Colegio de Autun.
Napoleón Bonaparte, el general que se convirtió en emperador de Francia y conquistó parte de Europa 12/1/20
Los méritos escolares de Napoleón en matemáticas, a las que fue muy
aficionado y que llegaron a constituir en él una especie de
segunda naturaleza (de gran utilidad para su futura especialidad
castrense, la artillería), facilitaron su ingreso en la Escuela
Militar de Brienne. De allí salió a los diecisiete años con el
nombramiento de subteniente y un destino de guarnición en la
ciudad de Valence. En aquellos años, el muchacho presentaba un aspecto
semisalvaje y apenas hablaba otra cosa que no fuera el dialecto de su
añorada isla. Sus
compañeros, hijos de la aristocracia francesa, veían en él a un
extranjero raro y mal vestido, al que hacían blanco de toda
clase de burlas; no obstante, su carácter indómito y violento imponía
respeto tanto a sus camaradas como a sus profesores. Lo que
más llamaba la atención era su temperamento y su tenacidad; uno de sus
maestros en Brienne diría de él: «Este muchacho
está hecho de granito, y además tiene un volcán en su interior».Napoleón Bonaparte (retrato de Jacques-Louis David, 1812) |
Al poco tiempo sobrevino el fallecimiento del padre y, por este motivo, el traslado de Napoleón a Córcega y la baja temporal en el servicio activo. Su agitada etapa juvenil discurrió entre idas y venidas a Francia, nuevos acantonamientos con la tropa (esta vez en Auxonne), la vorágine de la Revolución Francesa (cuyas explosiones violentas conoció durante una estancia en París) y los conflictos independentistas de Córcega.
Napoleon Bonaparte cap 01. . 9/3/20
En el agitado enfrentamiento de las banderías insulares, Napoleón se
creó enemigos irreconciliables, entre ellos el mismo Pasquale
Paoli. El líder independentista había sido amnistiado en 1791 y nombrado
gobernador de la ciudad corsa de Bastia; dos años después,
sin embargo, rompería con la Convención republicana y proclamaría la
independencia, mientras el entonces joven oficial Napoleón
Bonaparte se decantaba por las facciones afrancesadas. La desconfianza
hacia los paolistas en la familia Bonaparte se había ido trocando en
furiosa animadversión.
Napoleón se alzó mediante intrigas con la jefatura de la milicia y quiso
ametrallar a sus adversarios en las calles de Ajaccio. Pero fracasó y
tuvo que huir con los suyos, para escapar al incendio de su casa y a una
muerte casi segura a manos de sus enfurecidos compatriotas.Instalado con su madre y sus hermanos en Marsella, malvivió entre grandes penurias económicas, que en algunos momentos rozaron el filo de la miseria; el horizonte de las disponibilidades familiares solía terminar en las casas de empeños, pero los Bonaparte no carecían de coraje ni recursos. María Leticia Ramolino, la madre, se convirtió en amante de un comerciante acomodado, François Clary. El hermano mayor, José Bonaparte, se casó con una hija del mercader, Marie Julie Clary; el noviazgo de Napoleón con otra hija, Désirée Clary, no prosperó.
Napoleón Bonaparte en el asedio de Tolón (1793) |
Con todo, las estrecheces sólo empezaron a remitir cuando un hermano de Robespierre,
Agustín,
le deparó su protección.
Napoleón consiguió reincorporarse a filas con el grado de capitán y
adquirió un amplio renombre con ocasión del asedio
a la base naval de Tolón (1793), donde logró sofocar una sublevación
contrarrevolucionaria apoyada por los ingleses. Suyo fue el plan
de asalto propuesto a unos inexperimentados generales, basado en una
inteligente distribución de la artillería, y también la ejecución
y el rotundo éxito final.
En reconocimiento a sus méritos fue ascendido a general de brigada, se le destinó a la comandancia general de artillería en el ejército de Italia y viajó en misión especial a Génova. Esos contactos con los Robespierre estuvieron a punto de serle fatales al caer el Terror jacobino el 27 de julio de 1794 (el 9 de Termidor en el calendario republicano): Napoleón fue encarcelado por un tiempo en la fortaleza de Antibes, mientras se dilucidaba su sospechosa filiación. Liberado por mediación de otro corso, el comisario de la Convención Salicetti, el joven Napoleón, con veinticuatro años y sin oficio ni beneficio, volvió a empezar en París, como si partiera de cero.
Encontró un hueco en la sección topográfica del Departamento de Operaciones. Además de las tareas propiamente técnicas, efectuadas entre mapas, informes y secretos militares, esta oficina posibilitaba el trato directo con las altas autoridades civiles que la supervisaban. Y a través de dichas autoridades podía accederse a los salones donde las maquinaciones políticas y las especulaciones financieras, en el turbio esplendor que había sucedido al implacable moralismo de Robespierre, se entremezclaban con las lides amorosas y la nostalgia por los usos del Antiguo Régimen.
Allí encontró Napoleón a una refinada viuda de reputación tan brillante como equívoca, Josefina de Beauharnais, quien colmó también su vacío sentimental. Josefina Tascher de la Pagerie (tal era su nombre de soltera) era una dama criolla oriunda de la Martinica que tenía dos hijos, Hortensia y Eugenio, y cuyo primer marido, el vizconde y general de Beauharnais, había sido guillotinado por los jacobinos. Mucho más tarde Napoleón, que declaraba no haber sentido un afecto profundo por nada ni por nadie, confesaría haber amado apasionadamente en su juventud a Josefina, cinco años mayor que él.
Josefina Bonaparte (detalle de un retrato de François Gérard, 1801) |
Entre los amantes de Josefina Bonaparte se contaba Paul Barras,
el hombre fuerte del Directorio surgido con la nueva
Constitución republicana
de 1795, que andaba por entonces a la búsqueda de una espada (según su
expresión literal) a la que manejar convenientemente para defender
el repliegue conservador de la república y hurtarlo a las continuas
tentativas de golpe de Estado de los realistas, los jacobinos y los
radicales
igualitarios. A finales de 1795, la elección de Napoleón fue precipitada
por una de las temibles insurrecciones de las masas populares de
París, a la que se sumaron los monárquicos con sus propios fines
desestabilizadores. Encargado de reprimirla, Napoleón realizó una
operación de cerco y aniquilamiento a cañonazos que dejó la capital
anegada en sangre.
Josefina Bonaparte, la primera esposa de Napoleón, emperatriz de Francia 9/7/21
El militar exitoso
Desde marzo de 1796 hasta abril de 1797, el genio militar del joven Buonaparte se puso de manifiesto en la península italiana; Lodi (mayo de 1796), Arcole (noviembre de 1796) y Rivoli (enero de 1797) pasaron a la historia como los escenarios de las principales batallas en las que derrotó a los austríacos; Beaulieu, Wurmser y Alvinczy fueron los más destacados mariscales cuyas tropas fueron barridas por las de Napoleón.
Napoleón en la batalla de Rivoli (1797) |
El inexperto general
llegado de París
en la primavera de 1796 despertó la admiración de todos los maestros
en estrategia de la época y se convirtió en un tiempo
récord
en el terror de los ejércitos de Austria. En cuanto a sus propios
soldados, el recelo de los primeros días pronto se transformó en
entusiasmo: comenzaron a llamarle admirativamente «le petit caporal» y
a corear su nombre antes de iniciar la lucha. Fue en esos días
victoriosos cuando Napoleón varió la ortografía de su apellido en sus
informes al Directorio: Buonaparte dejó paso definitivamente
a Bonaparte.
Aquel general de veintisiete años transformó unos cuerpos de hombres desarrapados, hambrientos y desmoralizados en una formidable máquina bélica que trituró el Piamonte en menos de dos semanas y, de victoria en victoria, repelió a los austriacos más allá de los Alpes. Sus campañas de Italia pasarían a ser materia obligada de estudio en las academias militares durante innúmeras promociones, pero tanto o más significativas que sus victorias aplastantes fue su reorganización política de la península italiana, que llevó a cabo refundiendo las divisiones seculares y los viejos estados en repúblicas de nuevo cuño dependientes de Francia.
El rayo de la guerra se revelaba así simultáneamente como el genio de la paz. Lo más inquietante era el carácter autónomo de su gestión: hacía y deshacía conforme a sus propios criterios y no según las orientaciones de París. El Directorio comenzó a irritarse. Cuando Austria se vio forzada a pedir la paz en 1797, ya no era posible un control estricto sobre un caudillo alzado a la categoría de héroe legendario. Napoleón mostraba una amenazadora propensión a ser la espada que ejecuta, el gobierno que administra y la cabeza que planifica y dirige: tres personas en una misma naturaleza de inigualada eficacia. Por ello, el Directorio columbró la posibilidad de alejar esa amenaza aceptando su plan de cortar las rutas vitales del poderío británico (concretamente, la que unía el Mediterráneo y la India) con una expedición a Egipto.
Así, el 19 de mayo de 1798, Napoleón embarcaba rumbo a Alejandría, y dos meses después, en la batalla de las Pirámides, dispersaba a la casta de guerreros mercenarios que explotaban el país en nombre de Turquía, los mamelucos, para internarse luego en el desierto sirio. Pero todas sus posibilidades de éxito se vieron colapsadas cuando la escuadra francesa fue hundida en Abukir por el almirante Horacio Nelson, el émulo inglés de Napoleón en los escenarios navales.
El revés lo dejó aislado y consumiéndose de impaciencia ante las fragmentarias noticias que recibía del continente. En Europa, la segunda coalición de las potencias monárquicas había recobrado las conquistas de Italia, y la política interior francesa hervía de conjuras y candidatos a asaltar un Estado en el que la única fuerza estabilizadora que restaba era el ejército. Finalmente, Napoleón se decidió a regresar a Francia en el primer barco que pudo sustraerse al bloqueo de Nelson. Nadie se atrevió a juzgarle por deserción y abandono de sus tropas; recaló de paso en su isla natal y repitió una vez más el trayecto de Córcega a París, ahora como héroe indiscutido.
Primer Cónsul
En pocas semanas organizó el golpe de Estado del 9 de noviembre de de 1799 (el 18 de Brumario según la nomenclatura del calendario republicano), para el que contó con la colaboración, entre otros, de Emmanuel Joseph Sieyès y de su hermano Luciano, el cual le ayudó a disolver la Asamblea Legislativa del Consejo de los Quinientos, en la que figuraba como presidente. El golpe barrió al Directorio, a su antiguo protector Paul Barras, al Consejo de Ancianos, a los últimos clubes revolucionarios y a todos los poderes existentes, e instauró el Consulado: un gobierno provisional compartido en teoría por tres titulares, pero en realidad cobertura de su régimen autocrático, sancionado por la nueva Constitución napoleónica del año 1800.
El golpe de Brumario: Napoleón disuelve el Consejo de los Quinientos (óleo de François Bouchot) |
Aprobada bajo la consigna de «la Revolución ha terminado», la nueva
Constitución restablecía el sufragio universal,
que había sido recortado por la oligarquía del Directorio tras la caída
de Robespierre. En la práctica, calculados mecanismos
institucionales cegaban los cauces efectivos de participación real a los
electores, a cambio de darles la libertad de ratificar los hechos
consumados
en entusiásticos plebiscitos. El que validó la ascensión de Napoleón a
Primer Cónsul al cesar la provisionalidad arrojó menos
de dos mil votos negativos entre varios millones de papeletas.
El Consulado terminó con una larga etapa de anarquía y desórdenes. En cuanto tuvo todo el poder en sus manos, Napoleón demostró que no era solamente un general audaz, preocupado por manipular mediante la diplomacia o la guerra los complejos resortes de la política internacional, sino que también estaba interesado por procurar bienestar a sus súbditos y podía actuar como un brillante legislador y administrador. En los años inmediatamente posteriores a su proclamación como cónsul, la obra de reforma, recuperación y reparación que realizó fue espectacular y admirable. Bonaparte introdujo cambios en la administración (dando a Francia instituciones que han llegado hasta hoy, como el Consejo de Estado, las prefecturas y la organización judicial), acabó con las guerras civiles que asolaban la zona oeste del país e instauró una política financiera eficaz que permitió poner fin al déficit acumulado durante la Revolución.
A estos logros en el interior se sumaron nuevos éxitos en el exterior. El 14 de junio de 1800 volvió a hacer un derroche de su genialidad como militar al aplastar de nuevo a los austríacos en la renombrada batalla de Marengo, obligándolos a firmar la paz de Lunéville al año siguiente. Además firmó con el papa el concordato de 1801, que preveía la reorganización de la Iglesia de Francia y favorecía el resurgimiento de la vida religiosa tras los desmanes cometidos en los momentos culminantes del período revolucionario. Napoleón no se contentó con alargar la dignidad de Primer Cónsul a una duración de diez años; apenas dos años después, en 1802, la convirtió en vitalicia. Era poco todavía para el gran advenedizo que embriagaba a Francia de triunfos (después de haber destruido militarmente a la segunda coalición en Marengo) y emprendía una deslumbrante reconstrucción interna.
Napoleón, Emperador
La heterogénea oposición a su gobierno fue desmantelada mediante drásticas represiones a derecha e izquierda a raíz de fallidos atentados contra su persona. El castigo más ejemplarizante y amedrentador fue el arresto y ejecución, el 20 de marzo de 1804, de un príncipe emparentado con los Borbones depuestos, el duque de Enghien, acusado de participar en un complot para asesinar a Napoleón y restaurar la monarquía. El corolario de este proceso fue el ofrecimiento de la corona imperial que le hizo el Senado al día siguiente.
Napoleon Coronation HD 2/12/19
La ceremonia de coronación se llevó a cabo el 2 de diciembre de 1804 en Notre Dame, con la asistencia del papa Pío VII,
aunque
Napoleón se ciñó la corona a sí mismo y después la impuso a Josefina; el
pontífice se limitó a pedir que
celebrasen un matrimonio religioso, en un sencillo acto que se ocultó
celosamente al público. Sus enemigos describieron toda aquella
magnificencia
como «la entronización del gato con botas». Sus admiradores consideraron
que nunca antes Francia había alcanzado mayor grandeza.
Se asegura que, cuando el cortejo abandonaba la catedral
majestuosamente, Napoleón, al pasar junto a su hermano Jerónimo, no pudo
reprimir
una sonrisa y le susurró al oído: «¡Si nos viera nuestro padre
Buonaparte!» El mismo año, una nueva Constitución
afirmó aún más su autoridad omnímoda.La coronación de Napoleón (óleo de Jacques-Louis David) |
La historia de la mayor parte del Imperio (1804-1814) es una
recapitulación de sus victorias sobre las monarquías europeas, aliadas
en
repetidas coaliciones contra Francia y promovidas en último término por
la diplomacia y el oro ingleses. En la batalla de Austerlitz, de
1805, Bonaparte abatió la tercera coalición; en la de Jena, de 1806,
anonadó al poderoso reino prusiano y pudo reorganizar todo el
mapa de Alemania en torno a la Confederación del Rin, mientras que los
rusos eran contenidos en Friendland (1807). Al reincidir Austria en la
quinta
coalición,
volvió a destrozarla en Wagram en 1809.
Nada podía resistirse a su instrumento de choque, la Grande Armée (el 'Gran Ejército'), y a su mando operativo, que, en sus propias palabras, equivalía a otro ejército invencible. Cientos de miles de cadáveres de todos los bandos pavimentaron estas glorias guerreras; cientos de miles de soldados supervivientes y sus bien adiestrados funcionarios esparcieron por Europa los principios de la Revolución francesa. En todas partes los derechos feudales eran abolidos junto con los mil particularismos económicos, aduaneros y corporativos, y se creaba un mercado único interior.
Del mismo modo quedó implantada por todos los dominios del Imperio la igualdad jurídica y política según el modelo del Código Civil francés, al que dio nombre: el Código de Napoleón o Napoleónico se convertiría en la matriz de los derechos occidentales, excepción hecha de los anglosajones; se secularizaban igualmente en todas partes los bienes eclesiásticos, se establecía una administración centralizada y uniforme y se reconocía la libertad de cultos y de religión, o la libertad de no tener ninguna. Con estas y otras medidas se reemplazaban las desigualdades feudales (basadas en el privilegio y el nacimiento) por las desigualdades burguesas (fundadas en el dinero y la situación en el orden productivo), y buena parte de las sociedades europeas entraban en la Edad Contemporánea.
La obra napoleónica, que liberó fundamentalmente la fuerza de trabajo, es el sello de la victoria de la burguesía en la Revolución Francesa y puede resumirse en una de las frases del estadista corso: «Si hubiera dispuesto de tiempo, muy pronto hubiese formado un solo pueblo, y cada uno, al viajar por todas partes, siempre se habría hallado en su patria común». Esta temprana visión unitarista de Europa, que es acaso la clave de la fascinación que ha ejercido su figura sobre tan diversas corrientes historiográficas y culturales, ignoraba las peculiaridades nacionales en una uniformidad supeditada por lo demás a la égida imperialista de Francia. Así, una serie de principados y reinos férreamente sujetos, mero glacis defensivo en las fronteras, fueron adjudicados a los hermanos y generales de Napoleón. El excluido fue Luciano Bonaparte, a resultas de una prolongada ruptura fraternal.
El Imperio napoleónico |
A las numerosas infidelidades conyugales de Josefina durante sus
campañas, por lo menos hasta los días de la ascensión al trono,
apenas había correspondido Napoleón con algunas aventuras fugaces. Éstas
se trocaron en una relación de corte muy distinto
al conocer a la condesa polaca María Walewska en 1806, en el transcurso
de una campaña contra los rusos. El intermitente pero largamente
mantenido amor con la condesa dio a Bonaparte un hijo, León; el ansia de
paternidad y de rematar su obra con una legitimidad dinástica se
asoció a sus cálculos políticos para decidirle a divorciarse de Josefina
y a solicitar la mano de la hija de Francisco II de Austria,
la archiduquesa María Luisa de Austria o de Habsburgo-Lorena, emparentada con uno de los linajes más antiguos del continente.
Sin otro especial relieve que su estirpe, María Luisa de Austria
cumplió lo que se esperaba del enlace al dar a luz en 1811
a Napoleón II (de corta y desvaída existencia, pues murió en 1832), que
sería proclamado heredero y sucesor por su padre en
sus dos sucesivas abdicaciones (1814 y 1815), pero que nunca llegó a
reinar. Con el tiempo, María Luisa de Austria proporcionaría
al emperador una secreta amargura al no compartir su caída; en 1814
regresó con el pequeño Napoleón II al lado de sus progenitores,
los Habsburgo, y en la corte vienesa se hizo amante de un general
austriaco, Adam Adalbert von Neipperg, con quien contrajo matrimonio en
terceras nupcias
a la muerte de Napoleón.María Luisa de Austria, la segunda esposa de Napoleón. 1/4/23
El ocaso El matrimonio con María Luisa el 2 de abril de 1810 pareció señalar el cenit napoleónico. Los únicos estados que todavía quedaban a resguardo eran Rusia y Gran Bretaña. El almirante Horacio Nelson había sentado de una vez por todas la hegemonía marítima inglesa en la batalla de Trafalgar (1805), arruinando los proyectos del emperador. Como réplica, Napoleón había intentado asfixiar económicamente a Gran Bretaña decretando el bloqueo continental (1806), es decir, prohibiendo el comercio entre la isla y el continente y cerrando los puertos europeos a las manufacturas británicas.
El bloqueo continental también condujo en 1808 a invadir Portugal, el satélite británico, y su llave de paso, España. Los Borbones españoles fueron desalojados del trono en beneficio de su hermano, José Bonaparte, y la dinastía portuguesa huyó a Brasil. Ambos pueblos se levantaron en armas y comenzaron una doble guerra de Independencia que los dejaría destrozados para muchas décadas; pero, a la vez, obligaron a permanecer en la península a una parte de la Grande Armée y la diezmaron en una agotadora lucha de guerrillas que se extendió hasta 1814, sin contar el desgaste de las batallas a campo abierto que hubo de librar contra un moderno ejército enviado por Gran Bretaña. Por primera vez, el ejército napoleónico se mostró incapaz de controlar la situación; acostumbrados a rápidas contiendas contra tropas de mercenarios, sus soldados no pudieron acabar con aquellos guerrilleros que peleaban en grupos reducidos y conocían a la perfección el terreno.
Serie Napoléon- Mariscal Ney intenta arrestar a Napoleón 26/2/20
La otra parte del ejército francés, en la que Napoleón había enrolado a contingentes de las diversas nacionalidades vencidas,
fue tragada por las inmensidades rusas en la campaña de 1812 contra el zar Alejandro
I. Al frente de un ejército de más de medio millón de hombres,
Napoleón se adentró en las llanuras de Polonia al
tiempo que sus enemigos se replegaban a marchas forzadas, obligándole a
penetrar profundamente en las estepas rusas. Tras las victorias pírricas
de Smolensko y Borodino, las tropas francesas entraron en Moscú, pero
Bonaparte no pudo permanecer en la ciudad a causa de la falta de víveres
y el desaliento de sus soldados. La retirada fue un completo desastre:
el hambre y el crudo invierno se abatieron sobre los hombres y causaron
aún
más estragos que el acoso selectivo a que se vieron sometidos por el
ejército del zar. El 16 de diciembre, tan sólo 18.000 hombres
extenuados regresaban a Polonia; el emperador, cabizbajo sobre su
caballo blanco, parecía una triste sombra de sí mismo.
FRANCIA (Napoleón-4) El Fin 7/8/19
La magnitud de la catástrofe acaecida en Rusia propició que todos
sus enemigos se levantasen contra él al unísono. Europa
se levantó contra el dominio napoleónico, y el sentimiento nacional de
los pueblos se rebeló dando apoyo al desquite de las monarquías;
en Francia, fatigada de la interminable tensión bélica y de una
creciente opresión, la burguesía resolvió desembarazarse
de su amo. El combate resolutorio de esta nueva coalición, la sexta, se
libró en Leipzig en 1813. También llamada «la batalla
de las Naciones», la de Leipzig fue una de las grandes y raras derrotas
de Napoleón, y el prólogo de la invasión de Francia,
la entrada de los aliados en París y la abdicación del emperador en
Fontainebleau (abril de 1814), forzada por sus mismos generales. Las
potencias vencedoras le concedieron la soberanía plena sobre la
minúscula isla italiana de Elba y restablecieron en el trono francés
la misma dinastía que había sido expulsada por la Revolución, los
Borbones, en la figura de Luis
XVIII.
Batallas Cruciales de la Historia, Waterloo 18/6/19
El confinamiento de Napoleón en Elba, suavizado por los cuidados
familiares de su madre y la visita de María Walewska, fue comparable
al de un león enjaulado. Tenía cuarenta y cinco años y todavía se sentía
capaz de hacer frente a Europa. Los errores
de los Borbones (que a pesar del largo exilio no se resignaban a pactar
con la burguesía) y el descontento del pueblo le dieron ocasión para
actuar. El 26 de febrero de 1815, Napoleón Bonaparte se fugaba de la isla de Elba, donde estaba preso y en marzo desembarcó en Francia con sólo un millar de
hombres y, sin disparar un solo tiro, en un nuevo baño triunfal de
multitudes,
Napoleón volvió a hacerse con el poder en París. El 20 de marzo de 1815 entró de forma triunfal en el Palacio de Tullerias que habia sido abandonado de forma precipitada por Luis XVIIILa batalla de Waterloo (1815)
|
Pero muy pronto, el 18 de junio de 1815, fue completamente derrotado en la
batalla de Waterloo por los vigilantes Estados europeos (que no habían
depuesto
las armas, atentos a una posible revigorización francesa) y puesto
nuevamente en la disyuntiva de abdicar. Así concluyó su segundo
período imperial, que por su corta duración es llamado el Imperio de los
Cien Días (de marzo a junio de 1815). Napoleón se
entregó a los ingleses, que lo deportaron el 7 de agosto de 1815 a un perdido islote africano,
Santa Elena, donde llego el 15 de octubre de 1815 y sucumbió lentamente a las iniquidades de un tétrico
carcelero, Hudson Lowe.
El enigma de la muerte de Napoleón (Documental) :: Parte 1:: DocuHistory . 5/5/20
https://www.biografiasyvidas.com/monografia/napoleon/
El 12 de enero de 1916 toda la familia Bonaparte fue desterrada de Francia por una ley del Gobierno francés. Esta familia había encarnado el liderazgo de un movimiento político en Francia, denominado el bonapartismo, difícil de clasificar en los términos clásicos de izquierda y derecha. Dicho movimiento, de innegable contenido autoritario, cesarista, ultranacionalista y militarista, respondió a los ideales liberales nacidos de la Revolución de 1789, y de hecho, la «leyenda napoleónica» formó parte de la cultura revolucionaria de los liberales románticos que lucharon contra Luis XVIII, Carlos X y Luis Felipe de Orléans.
https://www.ruizhealytimes.com/un-dia-como-hoy/de-1916-familia-bonaparte-fue-expulsada-de-francia
. . . " NAPOLEÓN BONAPARTE ASUME EL TITULO DE REY DE ITALIA "
Napoleón I Bonaparte, Emperador de Francia desde 1804, se esforzó por unir su herencia italiana con la Francia revolucionaria e Imperial. Por eso optó por hacerse coronar Rey de Italia el 26 de mayo de 1805, con la Corona de Hierro de Lombardía, en la Catedral gótica de Milán.
https://hoyenhistoria.blogspot.com/2014/05/mayo-26-napoleon-i-asume-el-titulo-de.html?fbclid=IwAR3W3E_umWyRU4763rDX9vKp-MhnZ8_WNcmDBj2PLP3DSkyy9KrFLZutb8w
" LA BATALLA DE BAILÉN, LA PRIMERA GRAN DERROTA DE NAPOLEÓN "
El 19 de julio de 1808 los ejércitos de Andalucía, improvisados y formados en su mayoría por milicianos y voluntarios sin demasiada experiencia, lograron imponerse a las tropas napoleónicas del general Dupont. Fue la primera gran victoria de los españoles en la Guerra de la Independencia y la primera derrota que los franceses sufrían en campo abierto.
. . . " NAPOLEÓN BONAPARTE ASUME EL TITULO DE REY DE ITALIA "
Napoleón I Bonaparte, Emperador de Francia desde 1804, se esforzó por unir su herencia italiana con la Francia revolucionaria e Imperial. Por eso optó por hacerse coronar Rey de Italia el 26 de mayo de 1805, con la Corona de Hierro de Lombardía, en la Catedral gótica de Milán.
https://hoyenhistoria.blogspot.com/2014/05/mayo-26-napoleon-i-asume-el-titulo-de.html?fbclid=IwAR3W3E_umWyRU4763rDX9vKp-MhnZ8_WNcmDBj2PLP3DSkyy9KrFLZutb8w
" LA BATALLA DE BAILÉN, LA PRIMERA GRAN DERROTA DE NAPOLEÓN "
El 19 de julio de 1808 los ejércitos de Andalucía, improvisados y formados en su mayoría por milicianos y voluntarios sin demasiada experiencia, lograron imponerse a las tropas napoleónicas del general Dupont. Fue la primera gran victoria de los españoles en la Guerra de la Independencia y la primera derrota que los franceses sufrían en campo abierto.
ESPAÑA (Guerra de Independencia-4) La Batalla De Bailén - Documentales 19/7/21
https://www.muyhistoria.es/efemerides/acontecimiento/tienen-lugar-la-batalla-de-bailen-la-primera-gran-derrota-de-napoleon-331594803156
No hay comentarios:
Publicar un comentario